miércoles, 14 de noviembre de 2012

CAPÍTULO 14.



14 1el hombre nacido de mujer,
corto de días, harto de inquietudes;
2como flor se abre y se marchita,
huye como la sombra sin parar.
3 ¿Y en uno así clavas los ojos
y me llevas a juicio contigo?
4¿Quién sacará pureza de lo impuro?
¡Nadie!
5Si sus días están definidos
y sabes el número de sus meses,
si le has puesto un límite infranqueable,
6aparta de él tu vista y déjalo
hasta que complete, como jornalero
su jornada.
7Un árbol tiene esperanza:
aunque lo corten, vuelve a rebrotar
y no deja de echar renuevos;
8aunque envejezcan sus raíces en tierra
y el tocón esté amortecido entre terrones,
9al olor del agua reverdece
y echa follaje como planta joven.
10Pero el varón muere y queda inerte,
¿adónde va el hombre cuando expira?
11Falta el agua de los lagos,
los ríos se secan y aridecen:
12así el hombre se acuesta y no se levanta;
pasará el cielo y él no despertará
ni se desperezará de su sueño.
13¡Ojalá me guardaras en el Abismo,
escondido mientras pasa tu cólera,
y fijaras un plazo para acordarte de mí!
14bCada día de mi servicio esperaría
que llegara mi relevo;
15con nostalgia por la obra de tus manos
tú me llamarías y yo respondería;
16entonces contarías mis pasos,
no vigilarías mi pecado,
17sellarías en un saco mis delitos
y blanquearías mis culpas.
18Una montaña se inclina y se derrumba,
una roca se mueve de su sitio,
19el agua desgasta las piedras,
la avenida arrastra las tierras,
y tú destruyes la esperanza del hombre.
14ªMuerto el varón, ¿puede revivir?
20Lo aplastas para siempre y se va,
le demudas el rostro y lo expulsas.
21Sus hijos se enriquecen sin que él se entere
se arruinan sin que él lo advierta.
22Sólo siente el tormento de su carne,
sólo siente la pena de su alma. 

EXPLICACIÓN.

14,1 De la acusación apasionada, Job pasa a un tono meditativo, de su problema personal a una reflexión general sobre la vida humana: en el dolor se siente solidario de todos, un hombre que es cualquier hombre. 

14,2 Como flor: 37,2; Sal 90,6; 103,15; Is 40,6; Sant 1,10. Como sombra: 8,9; Sal 144, 4; Ecl6,12. 

14,3 Hace un momento Job quería llevar a Dios a juicio, ahora rehúye ser llevado a juicio por Dios. Es el miedo a la última responsabilidad, tener que responder a Dios. Véase Jr 32,19; Ecl 11,9; 12,14. 

14,4 La terminología es cúltica, véase Lv 12. ¿Cómo podrá presentarse en estado de impureza cuando va a responder ante Dios? El estado de impureza en que piensa Job no es algo accidental y transitorio, es la verdadera naturaleza del hombre, que ningún sacerdote puede eliminar. Cfr. Job 15,14; 25,4. 

14,6 Ese plazo breve el hombre quisiera disfrutarlo día a día, compensando con el pequeño jornal de gozos cotidianos la fatiga de ser hombre. 

14,7-19 Vuelve a la imagen vegetal: mientras el árbol recibe por la tierra su pujanza, el hombre, una vez enterrado, se deshace en la tierra. Teniendo más libertad, tiene menos vida. 

14,11-12 La muerte es definitiva como lo cósmico: lagos, ríos, cielo. Las comparaciones son violentas por estar usadas al revés: el agua corriente, imagen de la vida, se vuelve paralela de la muerte; el cielo, paradigma de longevidad, se hace medida de la muerte. Del hombre sólo su muerte dura, sólo ella es contemporánea del cosmos. Véase Is 19,5; 34,4; Jr 51 ,39.57; Sal 72,5.7.17 (lo contrario); 89,9.37 (la dinastía de David). Compárese la última frase con Is 26,14.19. 

14,13-17 La comparación de la muerte con el sueño es común; lo que ahora piensa Job es extraño y desatinado. La idea de refugiarse mientras pasa la cólera de Dios no es rara, lo inusitado es situar esa etapa en el Abismo o reino de la muerte. Primero, es considerarla como tiempo intermedio; segundo, como tiempo controlado por Dios en el que no toma cuenta de las culpas. Es decir, la muerte como tiempo de gracia y de perdón. ¡Qué sueño absurdo y maravilloso! Dios pone un límite a la muerte (acaba de decir lo contrario), Dios siente nostalgia de su criatura, todavía "obra de sus manos", la vuelve a llamar a la vida y ella responde, Dios perdona todo y comienza una nueva etapa. Es el sueño del deseo, el ansia desesperada de
vivir: ¿se convertirá este absurdo en esperanza, este sueño en realidad?, ¿habrá una victoria sobre la muerte?

14,16 Véase 7,12.19. Del sueño torna a la realidad. La certeza de la muerte desgasta y erosiona la última esperanza del hombre, aunque más estable que una montaña, más dura que la roca, más firme que la tierra. Por eso, pasado el breve sueño, le brota a Job el grito de la desesperación humana, como en Is 26,14. 

14,21 Véase 21,29; Ecl 9,5. 

14,22 ¿Sigue la conciencia, la Sensación? Parece proyección de una situación terrena: el estado de la muerte visto en la imagen de un dolor total, envolvente y penetrante, presencia terrible que engendra soledad; como en el final del Salmo 88.

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