miércoles, 14 de noviembre de 2012

CAPÍTULO 18.



18 1Bildad de Suj habló a su vez y dijo:
2¿Hasta cuándo andaréis a caza de palabras?
Reflexionad y luego hablaremos.
3 ¿Por qué nos consideráis unas bestias
y nos tenéis por idiotas?
4Tú que te despedazas con tu cólera,
¿va a despoblarse la tierra por tu causa
o a mudarse la roca de su sitio?
5La luz del malvado se apaga
y no brilla la llama de su hogar,
6se oscurece la luz de su tienda
y se le apaga la lámpara,
7se acortan sus pasos vigorosos
y sus propios planes lo derriban;
8sus pies lo llevan a la red
y camina entre mallas,
9un lazo lo engancha por los tobillos
y la tumba se cierra sobre él.
10Hay nudos escondidos en el suelo
y trampas en su senda.
11Lo rodean temores que lo espantan,
lo acosan a cada paso;
12su vigor queda demacrado
y la desgracia se pega a su costado,
13la enfermedad se ceba en su piel,
devora sus miembros
la primogénita de la muerte.
14Lo arrancan de la paz de su tienda
para conducirlo al Rey de los terrores;
15el fuego se asienta en su tienda
y esparcen azufre en su dehesa;
16por debajo sus raíces se secan,
por arriba su ramaje se marchita.
17Su recuerdo se acaba en el país
y se olvida su nombre a la redonda;
18expulsado de la luz a las tinieblas,
desterrado del mundo,
19sin prole ni descendencia entre su pueblo,
sin un superviviente en su territorio.
20De su destino se espantan los de poniente
y los de levante se horrorizan.
21 ¡Tal es la morada del malvado,
el lugar del que no reconoce a Dios! 

EXPLICACIÓN.

18 Segundo discurso de Bildad. En la introducción ataca directamente a Job, en el cuerpo del breve discurso le pone delante el cuadro del malvado, como una amenaza. El cuadro procede con orden ejemplar, reflejando la claridad y seguridad de su doctrina: la luz de la tienda (5-6), sus pasos se enredan en lazos (7-11), enfermedad (12-13), muerte (14), post mortem: tienda y árbol, memoria, hijos (15-19); comentario del público (20-21). El estilo es vigoroso, a pesar de las sinonimias, la tonalidad sombría da coherencia al conjunto. Naturalmente, al lado del grito de Job, este cuadro descrito por Bildad resulta decorativo. 

18,3 Job se mueve con otra lógica, rompiendo convenciones; véase Sal 73,22 y recuérdese lo dicho por Sofar en 11,12. 

18,4 Alude a 14,18. Cambiar el orden de la retribución es cambiar el orden del mundo. Con su pasión Job podrá destrozarse a sí, no podrá con las fuerzas cósmicas. 

18,6 Tema sapiencial: Prov 13,9 (en antítesis con el justo); 24,20. 

18,8-10 Sal 9,16; 31,5; 35,7; 57,7; 91,3; 124,7; 140,6. 

18,11 Véanse 24,17; 27,20; 30,15; Is 17,14; 24,17; Ez 26,21; 27,36; 28,19. Pueden ser terrores personificados, como espíritus malignos. 

18,12-13 La enfermedad personificada, como presencia adelantada de la muerte, Sal 91,5; Hab 3,5. 

18,14 La muerte personificada como un dios, véase Sal 49,15. 

18,15 Muerto el malvado, el castigo alcanza a su familia y posesiones, como en Nm 16. Fuego y azufre indican un castigo definitivo: Gn 19; Is 30,33; Ez 38,22; Sal 11,6. 

18,18 El árbol como símbolo de la existencia: Am 2,9; Is 37,31; Eclo 10,16; 23,25; 40,15.

18,17 Véanse 9,7; Sal 109,13. Sal 36,12. 

18,19 Gn 21,23; Is 14,22. 

18,20 Sal 64,10. 

18,21 La paradoja de este discurso es que en buena parte parece estar describiendo la suerte de Job, del justo, de cualquier hombre. Fracaso, enfermedad, terror, muerte, olvido, son patrimonio de todos los mortales. El cuadro que traza Bildad es fácil y no prueba nada.

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