sábado, 24 de noviembre de 2012

CAPÍTULO 21.



21 1 Respondió Job:
2Oíd atentamente mis palabras,
sea éste el consuelo que me dais.
3Tened paciencia mientras hablo,
y cuando termine, podrás burlarte.
4¿Me quejo yo de algún hombre
o pierdo la paciencia sin razón?
5Atendedme, que de puro asombro
os llevaréis la mano a la boca.
6Cuando lo recuerdo, me horrorizo
y me atenaza las carnes el pavor.
7¿Por qué siguen vivos los malvados
y al envejecer se hacen más ricos?
8Su prole está segura en su compañía
y ven crecer a sus retoños;
9sus hogares, en paz y sin temor,
la vara de Dios no los azota;
10su toro cubre sin marrar,
la vaca les pare sin abortar.
11Dejan correr a sus chiquillos como cabritos,
dejan saltar a sus críos;
12cantan al son de cítaras y pandero s
y se regocijan oyendo la flauta.
13Así consumen su vida dulcemente
y bajan serenamente al sepulcro.
14Ellos que decían a Dios: «Apártate de nosotros,
que no nos interesan tus caminos.
15¿Quién es el Todopoderoso
para que le sirvamos?
¿Qué sacamos con rezarle?»,
16-Pero no tienen la dicha en sus manos.
¡El plan de los malvados queda lejos de Dios!
17¿Cuántas veces se apaga la lámpara del malvado
o se abate sobre ellos la desgracia
o la ira de Dios les reparte sufrimientos,
18y son como paja que empuja el viento,
como tamo que arrolla el torbellino?
19LPero Dios guarda el castigo para sus hijos.
-iQue se lo cobre a él y que lo sienta!
20iQue vea con sus ojos la desgracia
y beba la cólera del Todopoderoso!
21Pues ¿qué le importa su casa
una vez muerto
y acabada la cuenta de sus meses?
22-¿Se le pueden dar lecciones a Dios?
-Dios gobierna en el cielo.
23Uno llega a la muerte sin un achaque,
del todo tranquilo y en paz,
24su sexo lleno de vigor
y jugosa la médula de sus huesos;
25y otro muere lleno de amargura,
sin haber comido nunca bien;
26y los dos se acuestan juntos en el polvo,
cubiertos de gusanos.
27yo me sé vuestros pensamientos
y vuestros planes violentos contra mí,
28Sé que decís:
«¿Dónde está la casa del poderoso,
dónde la morada de los malvados?»
29 ¿Por qué no se lo preguntáis
a los que han viajado
y no creéis sus historias maravillosas?:
30que en la catástrofe se salva el malvado
y que el día trágico lo encuentra ausente;
31que nadie le echa en cara su conducta
ni le paga lo que se merece;
32que lo conducen al sepulcro
y se hace guardia junto al mausoleo
33y le son dulces los terrones del valle.
Después de él marcha todo el mundo,
y antes de él incontables.
34 ¿Y me queréis consolar con vaciedades?
Vuestras respuestas son puro engaño.

ACTO TERCERO 

Familiarizados ya con el movimiento del diálogo y con las ideas o actitudes de los interlocutores, esperamos que la tercera rueda repita el esquema. Al comienzo todo parece marchar bien: Job - Elifaz, Job - Bildad. Pero el texto hebreo nos desconcierta: falta la intervención de Sofar y Job hace afirmaciones que desdicen en su boca. ¿Qué sucedió con esta tercera rueda del diálogo? 

a) Algunos recurren a la hipótesis de un editor que modificó el texto. Pero no es razonable suponer que un editor estropease lo que estaba bien compuesto. b) otros lo atribuyen a la trasmisión: al copiar el texto se alteró el orden de algunos fragmentos, se cambiaron los papeles, se perdieron algunas indicaciones de la persona que habla. Al comentarista le toca restablecer el orden y la asignación de cada parte. c) Otros suponen que la causa fue el autor. Escribió apuntes y desarrollos parciales y no tuvo tiempo para completar el trabajo. 

Siguiendo algunas pistas, propongo como hipótesis plausible la siguiente reconstrucción: 

Job 21                                                                                                                                   Elifaz 22
Job 23 + 24,1-17.25                                                                                           Bildad 25 + 26,5-14
Job 26,1-4 + 27,1-7                                                                                   Sofar 24,18-24 + 27,8-23 

Durante la segunda rueda los tres discursos de los amigos han descrito el castigo del impío o del malvado como argumento decisivo: de la justicia de Dios, de la culpa de Job. Después que él ha levantado el grito al cielo y ha conjurado a la tierra, puede ocuparse del argumento repetido de los amigos. Y lo va a refutar describiendo exactamente lo contrario: la prosperidad, dicha, feliz vida y muerte del malvado. Ellos apelaban a la experiencia; también él; ellos apelaban a la tradición de sus paisanos, él apela a los que han viajado y han visto. Al hacer ésto, Job desborda su propia situación y considera la condición humana en general. Él no es un caso de un principio general, porque no existe tal principio general; lo más común es precisamente lo contrario. Y si algo hay universal es que la muerte iguala a todos los hombres. El tono de Job es intensamente personal al dirigirse a sus amigos, con algo de ironía amarga; en la primera parte, 8-13, la descripción idílica recitada en tono sereno es una ironía escalofriante. 

21,1-3 Los amigos no han sabido escuchar realmente a Job, ni han querido: si han escuchado, ha sido para cogerlo en las palabras, para refutar sus razones; eso más que escuchar es hacer burla de la persona y de su dolor. Que escuchen una vez, y se verá si pueden burlarse. Su primera intención era consolar, y para ello han ofrecido la doctrina de la retribución como consuelo decisivo: gran consuelo para el hombre que se retuerce en la tortura oír decir que se la tiene merecida. Mejor consuelo será que se callen y escuchen: poder desahogarse ante otro, protestar la propia inocencia, quejarse de la injusticia sufrida, aunque no remedie el dolor, será un consuelo auténtico. 

La introducción tiene una dimensión especial dirigida al público: los que escuchan o leen el drama, ¿escuchan a Job?, ¿se burlan de él? Por encima de sus amigos, sentados con él en el escenario, Job se dirige al público presente y futuro, a nosotros. ¿Y qué es del otro personaje actor entre bastidores, público desde la altura? ¿Escucha Dios a Job, se burla de él, lo consuela? 

21,4 Véase 6,3.26; 16,4.6. Para Job es razonable quejarse de Dios, precisamente porque cree en él y se ha fiado de él. Quizá se queja de Dios porque tiene una idea muy alta de él; en tal caso ¿se queja de Dios o de su idea de Dios? Job enuncia un nuevo principio de razón suficiente: la angustia humana. 

21,5-6 Los amigos han enunciado una doctrina, en un tono bastante objetivo, considerándola consoladora. Contra ella Job enuncia hechos, profundamente turbado, En la doctrina tradicional de la teofanía, Dios interviene castigando al poderoso injusto, y la gente se asombra al reconocer la justicia de Dios que se ha revelado. Job no se impresiona por ello: lo verdaderamente sobrecogedor es el silencio de Dios, la inacción de Dios, la fortuna del malvado. Sobre las expresiones véase Mig 7,16; ls 21,3-4. 

21,7 Este es el verdadero enigma: Jr 12, 1; Sal 73,12. El afrontarlo como enigma es ya un acto de humildad, una implícita confesión. 

21,8-13 Esto es lo que horroriza a Job: una escena apacible, con toques idílicos, una vida dichosa coronada por una muerte serena. Este idilio está rodeado de un abismo, la maldad de su protagonista. No hay tragedia mayor que este idilio. Job confesando su terror -y el autor por su boca- nos dan la verdadera perspectiva de sus palabras. Frente a ellas, qué inofensivo el recitado de los amigos para meter miedo.
Otro contraste de fondo es la situación de Job, perdidos los hijos, la casa, el ganado, la salud, y condenado a muerte atroz. 

21,8 Refutando lo dicho por Bildad en 18,19 o retorciendo lo dicho por Elifaz en 5,25. 

21,9 Refutando a Elifaz 15,34, a Bildad 18,15 ya Sofar 20,28. 

21,10 Dt 28,4. 

21,14 Dios tiene que apartarse porque estorba: Is 30,11. El justo reza: "Señor, en séñame tus caminos", Sal 25,4. 

21,16 El malvado concibe la religión en términos utilitarios, para provecho propio, exactamente como suponía el Satán 1,9. Una religión planteada en términos utilitarios puede conducir a una prolija piedad con una despreocupación religiosa. 

21,16 Este verso es muy dudoso, y muchos comentaristas piensan que está mal conservado o fuera de sitio. Propongo la siguiente hipótesis de lectura: 16a objetan los amigos, 16b responde insistiendo Job. 

21,17-21 Nueva serie dialéctica contra la teoría de la retribución. El tono se anima. Puede ser que la doctrina tradicional responda a varios hechos, que se pueda ilustrar con anécdotas significativas; pero si podemos aducir otra serie de hechos y anécdotas contrarias, la doctrina carece de valor. Y si queremos salvar la segunda serie de hechos, que no encaja en nuestra teoría, recurriendo al castigo de la segunda generación, invalidamos la teoría que exige el castigo individual del culpable. 

21,17 Refuta a Bildad, 18,5-6. 

21,18 Imagen tópica, p. ej. Sal 1,4; 35,5; Is 17,13. 

21,19 El castigo en hijos y nietos: Ex 34,7; Dt 5,9; prohibido en la legislación humana Dt 24,16; corregido en la acción de Dios Jr 31,29; Ez 18. 

21,20 La imagen de la copa: Is 51,17; Jr 25,15; Sal 75,9. 

21,22 También este verso desconcierta aquí. De nuevo propongo: objeción de los amigos en 22a y respuesta de Job en 22b sugiriendo "sólo en el cielo". 

21,23-26 La muerte igualadora de ricos y pobres, dichosos y desgraciados. Lo terrible es que la muerte no hace discriminaciones éticas. Es decir, apelar al más allá no resuelve el problema. ¿Y esto es justicia? Véase EcI2,14-16; 3,19-30. 

21,27-33 Completa como un díptico la descripción apacible de antes. Job coloca la escena en un país remoto, para introducir el testimonio de los que saben porque han viajado. Parece pensar en un príncipe o un poderoso, adulado en vida, celebrado en muerte. 

21,28 Respuesta a 8,15; 15,34; 18,15.21. 

21,30 Contra Elifaz 15,22-24; Bildad 18, 14-15, Y Sofar 20,11.22.25. 

21,32-33 Un funeral solemne y un sepulcro ilustre es la última dicha del hombre, y se reserva al malvado poderoso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario