sábado, 24 de noviembre de 2012

CAPÍTULO 23 Y 24,1-17.25.



23 1Respondió Job:
2Hoy también me quejo amargamente,
porque su mano agrava mis gemidos.
3¡Ojalá supiera cómo encontrarlo,
cómo llegar a su tribunal!
4Presentaría ante él mi causa
con la boca llena de argumentos.
5Sabría con qué palabras me replica
y comprendería lo que me dice.
6¿Pleitearía él conmigo
haciendo alarde de fuerza?
No; más bien tendría que escucharme.
7Entonces yo discutiría lealmente con él
y ganaría definitivamente mi causa.
8pero me dirijo a levante, y no está allí;
al poniente, y no lo distingo;
9al norte, donde actúa, y no lo descubro;
se oculta en el sur, y no lo veo.
10Pero ya que él conoce mi conducta,
que me examine, y saldré como el oro.
11Mis pies pisaban sus huellas,
seguía su camino sin torcerme;
12no me aparté de sus mandatos
y guardé en el pecho sus palabras.
13pero él no cambia: ¿quién podrá disuadirlo?
Quiere una cosa y la realiza.
14EI ejecutará mi sentencia
y otras muchas que tiene pensadas.
15Por eso me aterro en su presencia,
siento miedo de él sólo al pensarlo
16porque Dios me ha intimidado,
me ha aterrado el Todopoderoso.
17¡Ojalá me desvaneciera en las tinieblas
y velara mi rostro la oscuridad! *
24 1 ¿Por qué el Todopoderoso no señala plazos
para que sus amigos puedan presenciar
sus intervenciones?
2Los malvados mueven los linderos,
roban rebaños y los apacientan;
3se llevan el asno del huérfano
y toman en prenda el buey de la viuda,
4echan del camino a los pobres,
y los miserables tienen que esconderse.
5Como onagros del desierto salen a su tarea,
madrugan para hacer presa,
el páramo ofrece alimento a sus crías;
6cosechan en campo ajeno
y rebuscan en el huerto del rico;
7pasan la noche desnudos,
sin ropa con que taparse del frío,
8los cala el aguacero de los montes
y, a falta de refugio, se pegan a las rocas.
9Los malvados arrancan del pecho al huérfano
y toman en prenda al niño del pobre.
10Andan desnudos por falta de ropa;
cargan gavillas y pasan hambre;
11exprimen aceite en el molino,
pisan en el lagar, y pasan sed.
12En la ciudad gimen los moribundos
y piden socorro los heridos,
y Dios no hace caso de su súplica.
13Otros son rebeldes a la luz,
no conocen sus caminos
ni se acostumbran a sus sendas:
14al alba se levanta el asesino
para matar al pobre y al indigente;
de noche ronda el ladrón;
16ª a oscuras penetra en las casas;
15el adúltero acecha el crepúsculo
diciéndose: «Nadie me verá»,
y se emboza la cara.
16bDurante el día se encierran,
no quieren nada con la luz;
17la mañana es oscura para ellos,
acostumbrados a los miedos de las tinieblas.
25Si no es así, que alguien me desmienta
y reduzca a nada mis palabras.

23 + 24,1-17.25 Séptimo discurso de Job. En el discurso precedente Job ha sido acusado formalmente, la justicia de Dios ha sido proclamada de nuevo y le han amenazado con un juicio condenatorio. Estos puntos provocan la rebelión interna y verbal de Job contra las palabras de Elifaz y contra el Dios que ellas definen. El tema, casi obsesivo, del pleito con Dios rebrota violentamente y se va retirando poco a poco. 

Avance: Job no se contenta con el intermediario al que aludía en 16,19 y 19,25, sino que desea el encuentro personal con su adversario, Dios. En él probará su inocencia y ganará su causa. Retirada a): pero es inútil, a Dios no se lo encuentra y él no comparece. Al menos, ya que todo lo ve y lo sabe, que declare la inocencia de Job. Retirada b): es inútil, ya ha dictado su sentencia y no hay quien la cambie ni quien la impida, porque es más fuerte que todos. Retirada c): mejor dejar de existir. 

Con gran rigor y concentración el discurso traza un gigantesco arco, descubriendo a su paso un horizonte cósmico, subiendo a la cumbre de sus deseos y cayendo al abismo de la frustración. Dada la densidad del material, los paralelismos regulares y los grupos cuaternarios no resultan pura amplificación, sino que marcan el rigor inexorable del movimiento. 

23,2 Como si el tercer acto ocupara un nuevo día (según el texto hebreo). La actitud de Job es de queja sentida, cosa normal en los Salmos y Lamentaciones, pero también de rebelión interna al no comprender la razón del sufrimiento mientras se vive su gravedad. Véase Sal 32,4. 

23,3 Dios tiene un tribunal de apelación en el templo: ¿dónde apelar contra Dios? Véase 13,3. 

23,4-7 Job no busca una amistad dulce, sino una discusión clara y leal. No intenta una composición o avenencia, sino establecer su pleno derecho. Paradójicamente, no quiere al Dios misericordioso, sino al justo. 

23,4-5 Véase 9,14-17; 13,6.18. Dios el incomprensible y el indiscutible: ¿por qué indiscutible? Esta es la revelación que urge ahora. 

23,6-7 Una vez planteado el pleito, Dios no puede recurrir a la fuerza. Job se ha referido varias veces a la violencia de Dios: 7,14.20; 9,17-19 (paralelo importante); 13, 20-21. 

23,8-9 Girando los cuatro horizontes el hombre no encuentra a Dios en el cosmos. Porque si Dios no responde al hombre angustiado, es vana su presencia en el mundo. Un hombre, centrando los cuatro puntos cardinales y descentrado en su existencia, buscando a Dios encuentra su soledad. (Lo contrario del salmo 139, donde toda huida desembocaba en Dios). 

23,10-12 A solas con su conciencia, que lo comprende y absuelve, apela todavía al Dios omnisciente y remoto. La cuaterna de su conducta recta y ordenada se opone a la cuaterna del horizonte vacío: huellas, camino, mandatos, palabras habían sido la presencia envolvente de Dios en su vida. ¿Adónde ha conducido ese camino? 

23,10 Véase Sal 17,3; 66,10; Is 48,10; Prov 17,3. 

23,11 Sal 17,5; 44,19; 73,2. 

23,12 Véase sobre todo el salmo 119. 

23,13-14 Dios ha dictado sentencia contra el hombre: sentencia de muerte, de sufrimiento. Sentencia inapelable, que se puede retrasar, pero no anular. En vez de "él no cambia", leen algunos con un ligero cambio del testo "él escoge". Véase Is 14,26-27; 45,23; 55,10-11. 

23,15-16 Esa sentencia de muerte inapelable desconcierta al hombre. Ve su existencia amenazada por Dios, y se estremece. El Dios ausente del cosmos, w. 8-9, está presente en ese terror, causándolo y sustentándolo.

23,17 Misterio tremendo. Tan tremendo, que la conciencia de él es más terrible que su mismo contenido. Mejor dejar de existir, para dejar de sentirlo. 

* Los vv. 18-24 van detrás de 27,7. 

24,1-17.25 Detrás de un capítulo denso y patético viene este capítulo descriptivo: ¿hay que leerlos unidos? Recurro al paralelismo de los cap. 13-14: después de un intento frustrado de pleitear con Dios (13), Job se recoge a una contemplación pesimista de la vida humana (14). De modo semejante, después del intento de pleito con Dios (23), Job se recoge a una visión pesimista de la sociedad humana (24). 

El contenido de estos versos es un tríptico pesimista sobre la vida de opresores y oprimidos en este mundo. Tal como está actualmente el texto, las escenas se suceden en un montaje de contrastes violentos, subrayando la injusticia de los opresores y la desgracia de los oprimidos. En el medio, Dios en una frase negativa: "no escucha" Pero el texto es difícil y parece estar mal conservado, por eso algunos comentaristas cambian la posición de algunos versos y corrigen otros, obteniendo una exposición menos sacudida. 

24,1 Dios tiene en la historia días en que juzga, restableciendo la justicia y el derecho. Cuando se difieren, el hombre se impacienta. Quisiera asistir a ellos para gozar con la victoria de la justicia; quisiera que fueran periódicos, a plazo fijo, anunciados. Esta visión serenaría a los amigos de Dios. Véase Is 18,4-5 y Sal 75,3. 

24,2-3 Grave pecado en un régimen de propiedad parcelaria: véase Dt 19,14; 27,17; Prov 22,18; 23,10. Huérfano y viuda representan las clases débiles, indefensas: Ex 22,21-23; Dt 24,17; 27,19; Is 1,17.23. 

24,4 Is 10,2; Am 2,7. 

24,5-8 Como una especie de destierro de la vida urbana: recuérdese la figura de Ismael "como un asno salvaje", Gn 16,12, y la de Esaú, Gn 27,39-40.

24,5 Véase 30,3 y la descripción del asno salvaje en 39,5-8. 

24,6 Sobre el rebusco véase Lv 10,10; Dt 24,21 Y el libro de Rut. La corrección de malvado en rico (invirtiendo dos letras) me parece preferible. 

24,7 La ropa tomada en prenda al pobre se ha de devolver por la noche: Ex 22,25. 

24,12 La anarquía en la ciudad, el crimen impune, como en Sal 11 y 55. 

24,13-17 Las tinieblas encubridoras de los delitos contra tres mandamientos: homicidio, adulterio, robo. Estos hombres fían su impunidad a las tinieblas, y no hace falta repetir que Dios se desentiende, como si no viera. Puede compararse con Sal 139,11-12; Eclo 24. 

24,16 Es el ritmo contrario del que observa el honesto trabajador, según Sal 104,23. 

Después de 17 leo como conclusión el verso 25.

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